CAFICULTURA RESILIENTE AL CAMBIO CLIMÁTICO Y LOS SERVICIOS ECOSISTÉMICOS
Este resumen de políticas relata experiencias de caficultura resiliente al cambio climático y resalta la importancia del café para asegurar servicios ecosistémicos en la región mesoamericana. Ofrece un análisis de programas existentes relevantes y resalta unas iniciativas de políticas que se pueden poner en marcha para mejorar la resiliencia del cultivo del café frente al cambio climático.
Prólogo[editar | editar código]
Centroamérica es una región que luce paisajes emblemáticos, selvas y bosques tropicales y culturas históricamente ricas. Sin embargo, a partir de 2015, cuando el evento climático de El Niño tuvo un fuerte impacto, en la región se han venido presentando lluvias erráticas e insuficientes, que han causado la pérdida de cosechas de granos básicos y de miles de cabezas de ganado. Esta región, ha tenido que hacer frente a tasas de pobreza y de desnutrición alarmantemente altas, además los efectos del cambio climático han impactado a la población más vulnerables, es decir, a los agricultores de subsistencia y pequeña escala.
El café es un cultivo importante en la región que puede asegurar beneficios y servicios ecosistémicos, como así también desplazarlos. Es un cultivo que ocupa un lugar destacado en las exportaciones y los medios de vida de América Central, aunque los rendimientos se han visto afectados negativamente por el cambio climático, particularmente por la irregularidad de las precipitaciones.
Cambios en temperatura, lluvias, la perdida de polinizadores naturales y la susceptibilidad a plagas, pestes y hongos, han afectado de manera creciente a las regiones de producción de café en las últimas tres décadas.
En los países de la región los caficultores de pequeña escala representan aproximadamente entre 77- 91% de los productores, quienes ocupan alrededor del 35% de la superficie sembrada y aportan el 33% de la producción total. Estos sistemas agrícolas familiares son cada vez más vulnerables al cambio climático.
Si se agrega a la vulnerabilidad del café frente al cambio climático, la volatilidad de los mercados internacionales y la caída casi continua en el precio de café desde 2011, se observa mucha presión sobre el cultivo de café[1]. Frente a estas amenazas, hay dos alternativas, dejar de cultivar café o adoptar variedades y prácticas de cultivo para maximizar la resiliencia al cambio climático siempre y cuando sean rentables.
Sin embargo, la implementación de algunas prácticas agrícolas puede hacer a este cultivo más resiliente en términos económicos y ambientales. Prácticas como uso de nuevas variedades adaptadas, injertos con patrones resistentes a enfermedades, fertilizantes de liberación lenta, sombra adecuada, áreas forestales en la finca, uso de carbonos orgánicos, manejo integrado de plagas, adecuar calendario de prácticas según clima y fenología del cultivo y realizar prácticas de conservación del suelo.
Los resultados de las investigaciones resumidas en el documento y los estudios de caso apuntan a que se puede diseñar sistemas agroecológicos de café que maximizan su resiliencia frente al cambio climático y ofrecen beneficios económicos para los agricultores.
Ofrecemos unos ejemplos de políticas efectivas para incentivar el manejo agroecológico de los cafetales, diseñar sistemas de pagos por servicios ecosistémicos y consolidar la organización en la cadena o invertir en la certificación de insumos y productos con la intención de mejorar los retornos económicos para los pequeños agricultores en la cadena.
Pago por servicios Ecosistémicos[editar | editar código]
Costa Rica nos ofrece una experiencia muy alentadora para la definición y aplicación de pagos por servicios ecosistémicos (PSE) en la región. Con la promulgación de la Ley Forestal No 7575 del 16 de abril 1996, se establece el concepto de pago por servicios ecosistémicos, además se crea un Fondo Nacional de Financiamiento Forestal (FONAFIFO) como entidad responsable de ejecutar el programa de pago por servicios ecosistémicos. FONAFIFO es una entidad que opera independientemente del Ministerio de Ambiente y Energía y está facultado para captar recursos que permitan el financiamiento del sector forestal costarricense.
Los servicios ambientales reconocidos en la Ley No 7575 para el pago por servicios ambientales (PSA) se definen como, “los que brindan los bosques y las plantaciones forestales y que inciden directamente en la protección y mejoramiento del medio ambiente”. A partir de los fondos derivados de los impuestos a los hidrocarburos, FONAFIFO ha podido captar ingresos a través de préstamos del Banco Mundial, aporte del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF) y por vía de donantes bilaterales para operar fondos de alrededor de 36 millones de dólares anuales.
Debido a cambios en la forma de definir los árboles a ser beneficiados e incluir bosques secundarios en plantaciones ya existentes que fomentan servicios ambientales, se logró incrementar la participación de cafetales. A la fecha, aproximadamente 5,1millones de hectáreas de sistemas agro-forestales han sido financiados bajo el esquema de PSA, con alrededor del 8% en cafetales. Implementar el pago por servicios ecosistémicos puede facilitarla transición al cultivo agro-ecológico, mitigar la caída de los precios y la volatilidad del mercado para los productores, y mejorar la resiliencia ecológica y económica frente al cambio climático.
Incentivos Públicos para Caficultura Agroecológica[editar | editar código]
Un ejemplo importante de políticas públicas e incentivos para la agroecología esta visto en la Ley No 765 - Ley de fomento a la producción agroecológica u orgánica en Nicaragua en 2011. Dicha ley tiene por objeto “fomentar el desarrollo de los sistemas de producción agroecológica u orgánica, mediante la regulación, promoción e impulso de actividades, prácticas y procesos de producción con sostenibilidad ambiental, económica, social y cultural que contribuyan a la restauración y conservación de los ecosistemas, agroecosistemas, así como al manejo sostenible de la tierra.” La ley contempla una amplia gama de incentivos y servicios de asistencia técnica, incluyendo un registro de proveedores, la creación de un consejo de Producción Agroecológica u Orgánica, un proceso de certificación, y mayor acceso al crédito.