Pago por Servicios Ecosistémicos
El pago por servicios ecosistémicos ofrece una forma de mejorar la resiliencia económica y ambiental en el sector cafetalero. Hay varios mecanismos y diseños de PSE, 1) es a través de la construcción de un fondo; 2) es el pago a través de compradores que reconocen que los cafetales brindan un servicio global; 3) son PSE por los servicios hídricos que son consecuencia del correcto manejo de suelo, el manejo de las fuentes de agua en áreas de conservación, la infiltración de agua y el bueno manejo de agua residual; y el 4) el pago por la captura de carbono en la parte arbórea y de suelos.
Costa Rica nos ofrece una experiencia muy alentadora para la definición y aplicación de pagos por servicios ecosistémicos (PSE) en la región. Con la promulgación de la Ley Forestal Nº 7575 del 16 de abril 1996, se establece el concepto de pago por servicios ecosistémicos, además se crea un Fondo Nacional de Financiamiento Forestal (FONAFIFO) [1] como entidad responsable de ejecutar el programa de pago por servicios ecosistémicos. FONAFIFO opera independientemente del Ministerio de Ambiente y Energía y está facultado para captar recursos que permitan el financiamiento del sector forestal costarricense.
Los servicios ambientales reconocidos en la Ley Nº 7575 para el pago por servicios ambientales se definen como, “los que brindan los bosques y las plantaciones forestales y que inciden directamente en la protección y mejoramiento del medio ambiente”. Estos incluyen: a) la mitigación de emisiones de gases con efecto de invernadero; b) la protección del agua para uso urbano, rural o hidroeléctrico; c) la protección de la biodiversidad para conservarla y utilizarla en forma científica, sostenible y farmacéutica; d) bellezas escénicas para aprovecharlas con el turismo, son la alternativa vigente, por la que los dueños de bosque y plantaciones deben recibir una retribución. Para crear el fondo y efectuar los pagos se utilizaron los recursos provenientes del impuesto a los combustibles e hidrocarburos.
Para reforzar y expandir esta iniciativa, en 2003, se crea la modalidad de PSA en Sistemas Agroforestales (SAF), con el propósito de estimular la participación de pequeños agricultores, dándoles la oportunidad de combinar sus actividades agrícolas o pecuarias con la siembra de árboles forestales para mejorar las condiciones ecológicas de sus fincas. Esta modalidad, a diferencia de las otras que ya estaban incluidas en el programa, reconoce los servicios ambientales por árbol, como unidad de pago, por lo que se establecen las cantidades mínimas y máximas de árboles y los tipos de arreglos de SAF permitidos.
En el 2006, se crea una nueva modalidad de PSA, para reconocer los procesos de recuperación de fincas mediante la regeneración natural, impulsado por la participación del FONAFIFO en un proyecto de Reducción de Emisiones Certificadas (CER) del mercado regulado de carbono, reconocido internacionalmente a través del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) del Protocolo de Kioto. Esta nueva modalidad está orientada para aquellas áreas de las fincas que, por sus condiciones principalmente topográficas, no permiten otras actividades que no sean las forestales.
El éxito del programa ha sido su habilidad para evolucionarse según las necesidades y parámetros de un contexto cambiante – tanto en términos de políticas externas y compromisos a acuerdos internacionales sobre el cambio climático y la biodiversidad como entorno a los cambios agroecológicos y económicos del propio país. A partir del 2015, se hizo un cambio en el concepto de “modalidad de PSA”, pasando a dos únicamente, las cuales se denominaron “Recuperación de la cobertura forestal” y “Mantenimiento de la cobertura forestal”, y el reconocimiento económico pasó a ser por actividad de PSA.
A partir de los fondos derivados de los impuestos a los hidrocarburos, FONAFIFO ha podido captar ingresos a través de préstamos del Banco Mundial, aporte del GEF [2] y por vía de donantes bilaterales para operar fondos anuales de alrededor de 36 millones de dólares.
El PSA ha sido una herramienta importante en la recuperación de cobertura de bosque en Costa Rica. En ese incremento de la cobertura el PSA ha financiado casi 600 mil hectáreas en las diferentes modalidades y más de cinco millones de árboles establecidos en sistemas agroforestales en diferentes arreglos. Alrededor de 8% de los árboles que se benefician de PSA fueron en zonas cafetaleras.
En México, la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) ha venido apoyando desde hace años al cultivo de café arábica con sombra a través del Programa de Servicios Ambientales (PSA).[3] Una evaluación realizada de los impactos del programa durante el periodo 2003-2007 [4], concluyó que más del 63% de los beneficiados consideraron que su nivel de vida había mejorado modestamente como resultado de los apoyos de PSA; parte de los apoyos se habían reinvertidos en la conservación de los bosques y entre el 70 y 80% de los beneficiarios consideraron que sus predios tendrían un uso distinto en caso de no existir el PSA.
Otro programa similar, PROBOSQUE [5] del Instituto Nacional de Bosques en Guatemala ofrece un programa de incentivos forestales que también beneficia a caficultores. PROBOSQUE tiene como objetivo promover y fomentar el desarrollo forestal del país mediante el manejo sostenible de los bosques, reducir la deforestación de tierras de vocación forestal, promover la reforestación de áreas forestales actualmente sin bosque, e incrementar su productividad.